Recordatorio

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lunes, 2 de octubre de 2017

Adaptaciones, formatos y respeto a la fuente

Desde que estoy en esta mazmorra, escondida de malvados ahijados que quieren que les eduque, me aburro un poquito de vez en cuando. Mis momentos de paz son las noches en las que Green y Rika han dado tanto la brasa durante todo el día que se van  dormir agotadas. Como no tengo sueño, aprovechemos este rato con tita Lyra para hablar de temas (no)literarios.

Cualquiera que haya leído algunas de las entradas de esta mazmorra sabrá de sobra que, pese a considerarnos un blog de literatura, consumimos cine, cómics (y manga) y videojuegos sin distinción. Dedicamos artículos a hablar de las historias, los géneros y el proceso creativo aplicándose a cualquiera de estos medios. Sin embargo pocas veces hemos mezclado en un artículo ejemplos de varios porque no se puede generalizar tanto sin tener en cuenta la importancia de cada formato.

Dado que, por tanto, se tiene que considerar hablar de literatura, cine, cómics y videojuegos por separado para no mezclar ni confundir lo que hace tan diferentes a cada uno, ¿qué pasa cuando comparten una historia?

¿Qué pasa con una historia cuyo formato original se adapta a otro?

Pues pasan muchas cosas. Normalmente es la propia comunidad fan la que comenta si le agrada o desagrada esta mecánica. La idea del artículo es plantearlo a un modo general y no por ningún caso concreto, porque creo que se discute mucho acerca de adaptaciones específicas (como Ghost in the Shell: El alma de la máquina o It), pero que no existen opiniones formadas sobre el asunto, sino que varían de producto a producto.

En esta entrada expondré una opinión personal sobre el tema, centrándome sobre todo en ejemplos de adaptaciones literarias (porque son las más comunes). Al contrario que otras veces, no he incluido ningún spoiler de ninguna de las obras mencionadas. ¡Leed sin miedo!

En primer lugar, seguramente se os hayan venido a la cabeza adaptaciones como Harry Potter o Crepúsculo, que pasaron de su saga de libros a la gran pantalla con mayor o menor acierto. Pero las adaptaciones que se han hecho son infiniiiiitas, no una invención reciente de una Hollywood que se ha quedado sin ideas (que también). Ya en 1969 se produjo la Celestina en España y seguramente no fuera la primera adaptación de obras clásicas.

A la pregunta de por qué se adaptan historias de la literatura al cine, hay una respuesta sencilla y una respuesta obvia. La primera es que alguien cree que la historia tiene gancho y decide producirla porque tendrá éxito en su especialidad; la segunda es que, dado el público base que ya tiene, no hay tanto riesgo de pérdidas y, por el contrario, seguramente gane más audiencia. Además es un negocio teóricamente retroactivo porque la película será avalada por sus fans y a su vez habrá espectadores que se interesen por los libros.

En este último punto cabe destacar que hay diversidad de opiniones. G.R.R. Martin siempre se ha mostrado a favor de la serie de Juego de Tronos, pero aunque participaba mucho al principio, se fue distanciando desde que los productores decidieron no incluir a Lady Corazón de Piedra. ¿Le ha ayudado a vender libros? Sí, eso seguro. Pero por otro lado, Andrzej Sapkowski, el autor de la saga de Geralt de Rivia (El último deseo), está totalmente disconforme y en contra del videojuego de The Witcher. De hecho ha declarado abiertamente que cree que le ha hecho vender menos libros. En esta polémica entra también el caso de que parece que casi no gana nada de dinero por los derechos, pero no he investigado mucho sobre el tema (y sería normal que esté enfadado de que otros ganen dinero a costa de todo lo que ha creado).

Estas adaptaciones suelen remitirse al producto original para valorar si se ha hecho un buen trabajo. Y es normal, dado que no son producciones originales y deben respetar su fuente. Pero me rechina mucho algo que suelo escuchar (y que yo misma he hecho) y es recomendar el producto original frente a la adaptación. Que te guste una película de un superhéroe no significa que tengan que gustarte los cómics. Cada persona consume el formato que le gusta, a veces sesgado por determinados géneros, y con el tiempo me he dado cuenta de que lo original no tiene por qué ser lo mejor para todo el mundo. He conocido a muchísima gente que ha visto las películas de Harry Potter y nunca se ha interesado por los libros. Y no por ello son unos analfabetos que como no leen bien se les tiene que desdeñar, sino que la historia ha cumplido sus expectativas en el cine y no necesitan expandirla o complementarla con otros formatos. Lo mismo con los cómics y mil ejemplos que se pueden poner.

¿Cuál es mi postura a partir de estas reflexiones?

Pienso que las adaptaciones de cualquier producto a otro medio deben tener una identidad propia. Es cierto que complementa al producto original dado que nace de dicha idea, pero tiene que haber una distinción clara de lo que es el calco y lo que es el respeto.

La diversidad de opiniones respecto a las adaptaciones nacen de este punto: ¿la adaptación es buena si la historia es un calco o si ofrece algo nuevo al fan?

Desde mi perspectiva, una u otra fórmula no hacen buena per se a la adaptación. Hay personas que son fieles a lo primero y otras a lo segundo. En mi caso, valoro el producto adaptado que se me ofrece primero independiente a su fuente y luego como complemento de la misma. Por eso recalco la necesidad de que toda adaptación, pese a reproducir la historia, debe tener una identidad propia. Y por supuesto, en todo momento, respetar a su original.

La mejor adaptación de los 4 Fantásticos
Frozen partió de una adaptación del cuento La Reina de las Nieves, que su proceso creativo lo transformó en una historia propia que no respetaba a su original. La mejor prueba de esto no es que cambiara la versión de Andersen, sino que apenas quedan reminiscencias de las intenciones, como el tema del bien y el mal o el viaje de la búsqueda del ser querido que ha perdido el corazón. Elsa es reina y hermana, pero su historia no es una de crecimiento, quiere ser libre y por eso se va a la montaña a cantar.

En realidad a estas alturas estoy convencida de que muchos/as de los/as lectores/as de este blog van a estar en desacuerdo conmigo. Por eso he empezado diciendo que era un artículo de mi opinión personal, je.

En ningún momento quiero ni pretendo despreciar el papel del producto original (sea libro o película) en el que se ha basado el nuevo producto. Por el contrario, las adaptaciones no son tan fáciles como parecen. No solo hay que cambiar el formato (que supongo que no hará falta explicar a nadie la narrativa distinta que hay de un texto a una secuencia, y si no que se lo digan a Crepúsculo y a la voz de Bella de fondo hablando porque sí), sino que debe tomar una serie de decisiones referente a la historia: hasta qué punto seguirla al pie de la letra, qué cambiar, qué quitar, qué añadir, etc. No hay más que ver que en las últimas películas de Harry Potter, por determinadas malas decisiones, tuvieron que añadir personajes recortados para darle sentido al guión.

Últimamente Disney está haciendo adaptaciones de sus adaptaciones, como Alicia en el País de las Maravillas, Cenicienta o La Bella y la Bestia. Yo lo considero un cambio también de formato, pues pese a que ambas son versiones cinematográficas, la animación y el live action son dos estilos muy distintos. Estos casos son más peliagudos porque ya había algunas modificaciones del cuento a la película animada, y de la animación al live action ni os digo.

Alicia en el País de las Maravillas es un experimento que tiene una historia propia, con una Alicia adulta, que parte de la base del propio cuento. Pueden ser mejores o peores películas, gustarte más o menos, pero complementan al original sin perturbarlo ni fastidiar la trama. Es un añadido aparte que puede disfrutarse o ignorarse por los fans.

Por otro lado, Cenicienta y La Bella y la Bestia reproducen la historia de su versión animada tal cual, quizá alterando o añadiendo alguna escena, pero nada que modifique la trama principal. Esta ya es una cuestión de gustos. ¿Complementan al original? Sí. ¿Aportan algo nuevo? No. Pero aportar algo nuevo quizá no sea tampoco imprescindible.

La última adaptación de la adaptación de Disney que me enamoró fue El Libro de la Selva de 2016. Creo que es una película que tiene muchísima identidad propia, que no calca la historia original pero tampoco cambia la trama, y aporta detalles y ampliaciones (en personajes, sucesos, etc.) que la enriquecen mucho. Tiene sus fallos (como el dichoso mono mafioso), pero en mi caso la disfruté un montón. De hecho la vimos las tres juntas y me parece que se Rika y Green se quedaron con una impresión similar [R: sep. MENOS LA CANCIÓN DEL MONO. PORQUE. QUEDÓ. TAN. HORRIBLE] [G: LA CANTABA SUPER SERIO Y NO. NO].

Ya han salido varias noticias sobre la producción de Mulán y creo que hay cierta unanimidad en que no nos gusta que quiten las canciones o cambien el personaje de Shang. ¡Vaya locura, cuando en la leyenda original de Mulán no hay cabida para musicales o musculitos! (Sí, yo también espero que cambien de opinión).

Volvamos a los libros. Desde hace años, Laura Gallego ha defendido que se negaba a una producción cinematográfica de Memorias de Idhún (pese a que le hubieran llegado ofertas) porque no quería que la adaptación al cine tergiversara la imaginación de sus lectores. En otras palabras, no quería los protagonistas pasaran a convertirse en los actores que les dieran vida (aunque parece que eso no se aplica a su cómic). Tiene su parte de razón, al menos a mí durante la época más harrypotesca me costaba imaginarme al Harry del libro con una apariencia distinta a la de Daniel Radcliffe.

Por otro lado, esta decisión se basa a su vez en prejuicios de que el cine va a comerse al libro. Es una decisión que no entiende que son dos productos distintos pese a que uno sea copiado, adaptado, de otro original que nace de, en este caso, su autora. Es el miedo a ese público que ve Harry Potter en el cine y nunca se interesa por los libros. Y desde mi punto de vista: ¿qué tiene de malo? Se trata de generar un modo de disfrutar la historia que el creador no puede realizar por sí mismo, pero ya he dejado la discusión acerca de si hay realmente retroalimentación de ventas entre libros y películas. De si al autor/a le beneficia, en pocas palabras. Naturalmente un/a autor/a preferirá ser leído, pero deberíamos aceptar que hay un determinado público que no tiene interés por esa lectura y no me parece que tenga nada de malo.

En mi caso, leí en su día la saga de Narnia y aunque me gustaron los libros (digamos que estaban bien a secas), la película me encantó. Era más completa, más cercana y más desarrollada, pese a que se trataba de la misma historia con algunos pocos añadidos. Era una buena adaptación, pero de donde no hay no se puede sacar y la saga cinematográfica no llegó muy lejos [G: Y quisieron competir con Harry Potter, y a ver…].

Ya he mencionado anteriormente la repercusión de la serie de Juego de Tronos en la saga de Canción de Hielo y Fuego. Creo que no es ningún secreto para nadie que la serie ha sobrepasado los libros y ha continuado la trama al margen del autor (aún no podemos saber qué ideas que les ha comentado Martin han llevado a cabo y cuáles han desechado). Me parece un magnífico ejemplo para mostrar la discrepancia que puede existir entre dos productos de misma raíz y distinto formato. Debido a que la serie acabará en la próxima temporada, el guión ha tenido que forzar ciertas situaciones y desarrollos que son incoherentes dentro de su contexto. La fecha límite y el modelo episódico obligan a que se tomen una serie de decisiones a las que el libro nunca se enfrentará.

Pero entrando a la materia que nos ocupa, ¿la serie de Juego de Tronos es una buena adaptación? A mí parecer, sí. Las últimas temporadas no me han gustado demasiado pero comprendo ciertas decisiones (y aborrezco otras), y aprecio mucho el trabajo de las primeras temporadas. Así que en su conjunto considero que respeta y aporta lo suficiente al original como para tener su propia identidad.

He intentado dar mi punto de vista a partir de algunos ejemplos puntuales y determinados aspectos. Por supuesto las opiniones son libres y este tema en particular creo que permite mucho las discrepancias, ya que no hay un mejor o peor objetivo. Las adaptaciones viven entre nosotras y tenemos que aceptarlas (?)

Supongo que no puedo acabar el artículo sin mencionar la transmedia. Estos proyectos, que consisten en la división de la historia en varios formatos de tal manera que se complementen, me parecen fantásticos. Sobre todo cuando están bien hechos, claro, y no trate de recortar partes, sino de añadirle contenido relevante de diferentes modos (el mejor ejemplo, Star Wars: películas, series, cómics, videojuegos, ¡e incluso mangas coreanos! >:D). A mí me gusta porque, como he dicho desde el principio, no tengo reparo en consumir diversos formatos y creo que se adapta a los fans: unos pueden preferir solo la película/libro/videojuego/lo que sea y otros disfrutarán de todo lo que hay a su disposición.


Para respetar una obra es preciso entenderla. Me parece que las mejores adaptaciones no son las que calcan la historia escena por escena, sino aquellas que consiguen transmitir lo mismo que su original e incluso aportan de su propia cosecha. Ya lo he dicho antes, aquí entramos en una cuestión de gustos y es respetable tanto el copia y pega como la experimentación desde el original. Lo impresentable es reproducir cual loro sin entendimiento, porque entonces nada distingue una adaptación de una historia distinta, sin ninguna fuente en la que basarse.


(Todas las imágenes pertenecen a sus respectivos autores).

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