Título: El canto del cuco
Autor: Robert Galbraith
Sinopsis: Una joven modelo con problemas emocionales cae desde su balcón de Mayfair en plena noche. Su cuerpo yace en la calle nevada. Todo el mundo asume que ha sido un suicidio, excepto su hermano, que contrata los servicios del investigador privado Cormoran Strike para que se encargue del caso.
Veterano de guerra con secuelas físicas y psicológicas, la vida de Strike es un desastre. El encargo le da cierto respiro económico, pero cuanto más profundiza en el complejo mundo de la modelo, más oscuro parece todo y más se acerca Strike a un gran peligro.
Editorial: Espasa
Número de Páginas: 557.
¿Eh? ¡Ah, sí! Perdón, estaba justo terminando de leer el segundo libro de don Galbraith y casi había olvidado que tenía que hacer esta reseña. Como Green prometió hace una semana... ¡ Aquí estamos!
Veamos, todo empezó cuando Lyra, gran fan de la saga de Harry Potter, me aseguró que estos libros eran entretenidos. No pude evitar mostrarme suspicaz [L: ¡Hala! D:]. Aunque Harry Potter forma parte de mi infancia, a medida que crezco cada vez le veo más pegas, no me parece ni de lejos tan maravilloso ni complejos como insisten los fans y tengo muchos encontronazos con algunas de las ideas de doña Rowling…
Un momento, no me digáis que os estáis preguntando el motivo de que saque a colación Harry Potter. ¿No sabíais que Galbraith es un pseudónimo que empleó Rowling para poder escribir algo a diferente sin que sus fans se abalanzaran sobre ella? Seguro que sí. Lo que ya no sabéis es lo que es un pseudónimo, ¿verdad?
En fin, lo que decía, que no siempre me siento cómoda con doña Rowling. Lyra, con todo, me aseguró que no estaban mal y que conseguía desmarcarse de su saga de magos lo cual es una lástima porque, ¿qué hay más interesante que hablar de magos? Por favor… [L: Hablar de hadas] [G: Hablar de dragones] [R: ¿como en Campanilla y Eragon? Ya veis, la misma importancia internacional, jujuju]
El caso es que lo empecé y encontré que la historia resultaba muy aceptable. Confieso que siempre me ha interesado más ver cómo los «muggles» representan a la comunidad mágica [R: es decir, me atraen más las historias de fantasía] y que apenas he leído libros de detectives, excepto alguna consulta obligatoria de don Doyle y doña Agatha Christie —también probé con don S. S. Van Dine, pero sin demasiado éxito, no congenié con su estilo—, de modo que mi opinión es la de una inocente brujita que no tiene experiencia en esta clase de historias.
Quizás por eso me ha gustado bastante el libro. En general, es un clásico de detectives, con personajes bastante estereotipados como protagonistas —Cormoran y Robin [G: ¿Alguien ha dicho Batman y Robin?]— que tienen opiniones muy, errr, incómodas sobre los roles de género. [R: ¿Veis lo que os decía? A veces no me llevo bien con doña Rowling. Sí, sí, sé que es la opinión de sus personajes, pero vaya… Atenea nació de la cabeza de Zeus y siempre fue fiel a su padre, ¿no?]